JUAN ROMAGNOLI - "Ascenso" y OTROS MICRORRELATOS

ASCENSO
Juan Romagnoli

   Por las mañanas, al levantarse, se siente un desecho humano. Se sabe impotente, desvalido, está deprimido y no encuentra fuerzas. Apenas junta algo de coraje, se dirige al baño y se higieniza. Su aspecto es ahora algo más decoroso, pero sabe que no engaña a nadie. Sin embargo, siente que comienza a remontarse a sí mismo no bien se pone y abrocha la camisa. Con el pantalón gana en hombría, con los gemelos en los puños obtiene ese aire ejecutivo, y el broche de oro, aquél detalle que lo iguala con un héroe mitológico, es el pulcro nudo de la corbata. Una última mirada frente al espejo, y un guiño. Cuando sale, luciendo el virtuoso traje, ya ha recuperado la dignidad que le es propia.



***

CASO
Juan Romagnoli

   Sorprendido en un delito, el hombre huye. Lo persiguen. Comprende que no soportaría el encierro. Próximo a ser alcanzado, llega a una vieja casona y entra. Acorralado, sube al último cuarto, traba la puerta, asegura las ventanas, tapa la chimenea.

***

HORMIGA IMPRESORA
Juan Romagnoli

   Que yo escriba con tinta y pluma ya es bastante improbable, sobre todo en tiempos de las computadoras personales; pero que una simple hormiga atraviese el tintero y luego camine por mi hoja en blanco con los pasitos exactos para dejar en perfecta letra impresa una microficción maestra, ya excede lo razonable y bordea lo imposible. Sin embargo, aquí tengo mi pluma, allí está el tintero y la hormiga pasea y pasea sus patitas, como precisos inyectores de chorros de tinta, por sobre el papel. El texto está bastante avanzado; en pocos instantes habrá completado la última oración, ante mi vista atónita. Pienso: la posibilidad de que esto realmente esté ocurriendo debe ser una entre varios cientos de miles de millones… hasta el más crédulo de los hombres afirmaría que es lisa y llanamente imposible, y yo soy particularmente escéptico.

   Con un mínimo roce del dorso de mi mano, dejo una mancha de tinta y ácido fórmico y antenas y tórax y patitas, en el papel. Adiós hormiga impresora; adiós microficción maestra. Tal vez, semejante prodigio no tendría mayores consecuencias, pero no estoy dispuesto a correr el riesgo.

***

PELEAS
Juan Romagnoli

   Cuando discutimos, mi esposa suele decirme:

   -Con vos no se puede hablar en serio. Te comportás como un niño.

   Yo trato de controlarme y explicarle que no es así, pero me termina de enojar cuando me tapa la boca con esa papilla, y entonces la escupo y hago un berrinche.


***
VIII
Juan Romagnoli

   ¡Sos un genio! - le dijo ella. Lo metió en la botella y la tapó.